Conocí a alguien especial

No sabía las maravillosas historias que guarda cada individuo en el mundo hasta que comencé a viajar.

Antes de salir de México no me había dado cuenta lo mucho que me gustaba conocer gente. Este gusto lo fui desarrollando con el tiempo: aunque siempre fui amable no era de las personas que iniciará la conversación con un extraño. Viajar y especialmente viajar sola me obligó a perder el miedo al simple hecho de decir «hola».

Y un «hola» fue lo que me llevó a conocer a las personas más extraordinarias, quiénes me han enseñado grandes lecciones de vida.

Después de probar la experiencia de viajar sola algunos fines de semana, en el verano del 2013 emprendí mi viaje en solitario más largo hasta ese momento. Durante 19 días y con un ticket de Interrail  recorrí distintas ciudades de Europa Central.

Tras pasar un par de días en Praga tomé un tren nocturno rumbo a Cracovia, en Polonia. No recuerdo por qué elegí visitar esta ciudad pero quedé maravillada, no sólo por su gente y su cultura si no por la increíble coincidencia de cruzar mi camino con Ian (los nombres en mis relatos no son reales), el burbujero.

Conocí a Ian mientras tomaba el desayuno en el hostal más escondido de Cracovia (bueno… no estaba escondido, sólo batallé en encontrarlo). Ambos estábamos sentados en la misma mesa pero él platicaba con alguien más acerca de su noche anterior. Aunque visiblemente mayor que yo, no voy a negar que me pareció atractivo. Tenía el cabello largo, grandes ojos claros y una amplia sonrisa. Irradiaba buena vibra. Escuché que hablaba español. Cuando la persona con la que él platicaba se fue yo decidí saludarlo.

Ian es argentino y para ese entonces llevaba unos cuantos meses viajando por Europa. La historia de quién dejó todo en su país para emprender un viaje largo siempre me ha emocionado así que yo escuchaba atenta su vida.

Sin embargo Ian no dejó todo en Argentina. Ian traía consigo un sueño, su pasión. Ian ama hacer burbujas.

Sí, el trabajo de Ian (y estoy segura que él no lo llama así) es ir haciendo burbujas por ahí, es llevar felicidad a cada rincón donde viaja, es hacer de algo tan efímero un arte.

¿Quién no ama las burbujas? No puedes negar que en tu niñez corrías a ellas cada vez que el señor que vendía burbujeros en la plaza principal de tu ciudad soplaba una ráfaga.

¿Quién todavía se detiene a admirar y reventar burbujas una vez pasada la infancia? Lamentablemente muy pocos.

Afortunadamente Ian viajó por Europa recordando a chicos y grandes lo simple que es ser feliz. Burbujas. Sólo eso hace falta para sonreír.

«Quiero hacer burbujas en Auswitz»- me dijo. La idea de llevar algo de felicidad a uno de los lugares más tristes del mundo era tentadora.-«Pero muchos me dicen que por respeto no debería hacerlo. ¿Tú qué opinas?».

Yo creía que era una buena idea, personalmente prefería ver burbujas en Auswitz como expresión artística y mensaje de humanidad que a turistas insensibles tomándose selfies en las cámaras de gas.

Tras escuchar distintas opiniones al respecto Ian decidió no presentar su trabajo en el memorial y después de desayunar nos reencontramos en el «free walking tour» del centro de la ciudad. Seguimos a la multitud mientras teníamos oportunidad de platicar un poco más de nuestras vidas pero cuando llegamos al Castillo Real y la Catedral de Wawel, principal atracción turística de Cracovia, nos perdimos el uno al otro.

Por suerte vivimos en el Siglo XXI y Facebook nos permitió seguir en contacto. Desde entonces he seguido su viaje, el cual no ha dejado de inspirarme.

Después de Cracovia, Ian siguió viajando a lo largo de Europa haciendo burbujas. Suiza, Portugal, Ucrania, son algunos de los países que recuerdo pero es una lista corta si la comparo con todos los lugares que en realidad visitó.

¿Sólo haciendo burbujas costea sus viajes? La verdad no le he preguntado pero bien dicen que cuando pones todo tu corazón en algo el universo conspira para que lo logres y estoy segura que Ian ha encontrado mucho apoyo durante su travesía.

Como cuando de pronto fue invitado al Primer Carnaval Internacional de Burbujas y entonces se encontró viajando en India, el país sede, por algunos meses.

Hace unos días Ian escribió que su meta del día era conocer a alguien especial. Yo conocí a alguien especial cuando lo conocí a él.

Ian tiene una de las historias más inspiradoras que he encontrado en mis viajes, su vida rompe todos los paradigmas que nuestra sociedad establece y representa los sueños que muchos no nos atrevemos a cumplir. Ian vive feliz haciendo lo que ama, a pesar de tantas voces que podrían llamarlo loco.

Si él pudo viajar por el mundo haciendo burbujas, si él elegió ser feliz ¿por qué yo no?, ¿por qué tú no?

Siempre que comparto mis historias de viaje no olvido mencionar al hombre burbuja o «the bubbleman». Pueden notar por que.

«Haz sólo lo que amas y serás feliz, y el que hace lo que ama, está benditamente condenado al éxito, que llegará cuando deba llegar, porque lo que debe ser será, y llegará naturalmente.» – Facundo Cabral

2 respuestas a “Conocí a alguien especial”

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